Después de unos cuantos meses de frio y mucha ropa invernal, llega la temporada donde la naturaleza muestra su máximo esplendor. Las plantas comienzan a florecer, los días se vuelven más tibios y luminosos y las calles se sienten más alegres, llenas de vida y color. Llegó la primavera.
Inician los días soleados en los que disfrutamos al aire libre, aumentamos las actividades sociales, mostrar más piel e incluso sentirnos más enamorados.
“La primavera la sangre altera”
Despues de invierno, pues el aumento de luz solar tiene una serie de efectos psicológicos y emocionales en la mayoría de las personas.
Son muchos los científicos y especialistas en medicina que coinciden en señalar que el aumento de luz (provocado por el aumento de la radiación solar), produce cambios en la producción hormonal de los humanos: sustancias como la melatonina o la serotonina son sumamente importantes en el estado emocional de la persona y suelen verse afectadas con los cambios en la exposición a la luz propios de esta estación del año, por tanto, tal como sucede con los cambios de horario, muchas personas suelen no acostumbrarse de inmediato a estas nuevas condiciones de luminosidad o les cuesta más que a los demás entrar en la atmósfera primaveral.
¿De qué manera nos afectan estos cambios externos?
El cambio estacional genera cambios en las personas, requiriendo de una adaptación en el organismo, que muchas veces sucede de forma natural e inadvertida, sin embargo no todo lo que florece en primavera es siempre felicidad y suspiros en el ambiente, pues para otros organismos sí puede ser un proceso de adaptación más sensible, generando cambios en el estado de ánimo que pueden ser desagradables o necesarios de atender.
De acuerdo con estudios psicológicos, las personas que se ven mayormente afectadas por esta transición pueden presentar cuadros de irritabilidad, alternaciones del sueño, baja de ánimo y dificultad para relacionarse, lo que se puede agudizar ante la exigencia de adaptación a la eferverscencia y optimismo que norma el ambiente, lo que puede desencadenar en una baja anímica importante que frecuentemente suele desaparecer con los días, o en casos aislados, en cuadros depresivos.
¿Cómo disfrutar de la primavera y sus beneficios?
Consume alimentos de temporada. Durante la primavera aumenta la variedad de verduras y frutas frescas que pueden incorporarse a la dieta, lo que la hace más sana. Asimismo, puedes aprovechar el buen clima para hacer una caminata.
Realiza caminatas al aire libre . Eso te ayudará a despejar la mente. De este modo podrás sentirse más relajado, lo que a su vez tendrá un positivo efecto fisiológico sobre todos los sistema de tu cuerpo. La actividad física también tiene un efecto positivo en la quema de calorías. Esto significa que te ayudará no sólo a mantener un peso adecuado para tu talla, sino también a fomentar hábitos saludables de vida.
Disfruta de la luz natural. Recibir luz solar estimula la producción de vitamina D. Es importante que tu cuerpo sintetice esta vitamina porque fortalece tu sistema inmunológico y ayuda a proteger tus músculos, huesos y sistema nervioso.
Los días primaverales son más largos, cálidos y brillantes. La luz estimula la glándula pituitaria, lo que disminuye la secreción de melatonina, la hormona encargada del sueño. Estos cambios hormonales podrán hacerte sentir mucho más activo y de mejor ánimo. La luz también incrementa la producción de serotonina, una hormona que te hará sentir feliz, motivado y con una visión positiva de la vida, aunque si se secreta en exceso puede causar sensación de inquietud.
Debido al bombardeo interno de hormonas, es natural que tu salud mejore, pues tener una perspectiva positiva de la vida potencia la respuesta del sistema inmune. Utiliza esta energía renovada para cultivar tus afectos y relaciones sociales.