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Nadie más puede dar en el mundo lo que tú viniste a dar

A pesar de la intensidad y coraje tras su recorrido o la extensión de su currículum que incluso la llevó a ser publicada por Harvard Business Review y a reflejar su historia en el libro “Woman on Fire” de Debbie Phillips, Natalie Griffin es en extremo jovial, generosa y cercana: con una sonrisa que brilla en sus ojos y un entusiasmo que te transporta hacia el propio lugar de tu alma, nos abrió las puertas de su casa y su corazón para compartir la sabiduría que ha encontrado y recordado desde su propio peregrinar y servicio.

 

Cuéntanos sobre tu historia de trayectoria en el mundo empresarial, entiendo que te desempeñaste ahí e incluso asesoraste empresas, a qué te dedicabas exactamente?

Fue muy afortunada porque tenía un trabajo que amaba. Yo era la Directora de Desarrollo Ejecutivo para Nationwide Financial, dictaba muchos seminarios sobre liderazgo, todo mi tiempo era trabajar y toda mi autoestima dependía de lo que los demás pensaran. Si mi jefe o mis compañeros pensaban que lo hice bien, yo estaba bien. Pero si alguien opinaba que hice algo mal, me sentía muy mal, estaba destrozada. Aunque amaba mi trabajo quería tener hijos, así es que siempre supe que en algún momento tendría mi propio negocio. Este llegó cuando Harvard Business Review me invitó a publicar un artículo sobre una de las conferencias que presenté. Tiempo después inicié mi propio negocio de Liderazgo y Coaching, ese fue un paso muy importante para mí.  Luego vino la mejor parte de la historia: Un día estaba haciéndole coaching a un ejecutivo que era el gerente de ventas más joven que la compañía había tenido, tenía unos 28 años y era increíble en lo que hacía. Fuimos a almorzar, él estaba vestido muy elegante y yo también, muy ejecutiva, y mientras comíamos un filete me miró fijamente y me dijo “Natalie algo me está pasando, tengo todo lo que pensé que quería, todo este dinero, todo este poder, una hermosa esposa e hijos y aun así soy desdichado, no sé qué hacer”. Yo me quedé en silencio y luego le respondí: “Bueno yo tampoco sé que hacer… ¡Estamos en el mismo bote!”. Entonces me di cuenta de que necesitaba encontrar un significado más profundo de lo que era la felicidad, completa y humana, porque en ese estado no podría ayudar a nadie. Así fue como llegué al mundo del yoga y el chamanismo.

 

¿Al encontrarte con tu tope humano comprendiste que había más? ¿Cómo se produjo la transición?

Sí. Siempre supe que había algo más pero tenía tanto miedo a “salir del clóset” en ese sentido, a que la gente supiera que yo era una persona espiritual, que tenía fe y creía en el destino y el universo, de mostrar quién era yo en realidad y que los demás no me aceptaran. La transición fue un poco desordenada pero hermosa, y en realidad como el universo me ama tanto se encargó por mí: Mi esposo obtuvo un trabajo en Connecticut, así que en un lapso de 4 meses vendí mi negocio en Ohio y toda mi propiedad intelectual a una empresa internacional, vendimos la casa, nos mudamos a Connecticut, y luego de todo eso mi madre murió… todo en 4 meses. De repente todo lo que me definía ¡Todo lo que yo pensaba que era se fue! Me vi con dos niños pequeños, sin mi negocio, sin mis padres, sin conocer a nadie en  esta nueva ciudad. Entonces fue cuando de verdad me miré al espejo y me dije “Una gran parte de ti se está muriendo, ¿Quién quieres ser ahora?” Mi duelo era tan grande que no me importó nada, y en medio de todas esas pérdidas decidí ser yo y ofrecer todo lo que tenía dentro de mí. Finalmente me tomé de todo eso para poder salir del closet.

 

En ese momento, ¿Qué te impulsó a no volver a hacer lo mismo sino a cambiar de camino?

Fue fuerte, yo quería volver a mi camino anterior, a lo conocido, porque eras más fácil, pero lo que me sostuvo fue una frase de un libro de Yoga que leí hace mucho tiempo en la que decía  “Si te paras en tu verdad nunca te perderás”, y yo me sostuve en eso como un salvavidas, porque esto es lo que verdaderamente era ¿Qué más iba a hacer? No iba a volver. Poder ofrecer mi servicio al mundo es más importante que cualquier otra cosa. Mis amigos cambiaron, mi familia pasó por momentos difíciles, pero la relación con mis hijos creció pues yo estaba mucho más feliz, entonces todas las personas y situaciones que comenzaron a llegar a mi vida eran felices.

 

Luego te dedicas a aprender diferentes disciplinas, cuéntanos de ese proceso, ¿Cómo cambia todo para ti al volver a ser aprendiz?

Hubo períodos que fueron difíciles porque yo estaba en el “Sí, pero…”, sin embargo, luego pude comenzar a disfrutar porque encontré una libertad inmensa en no saber absolutamente nada. Ser un aprendiz de nuevo me hizo sentir en paz y libre, permitiéndome ser quien soy auténticamente, no tenía que pretender y nadie esperaba nada de mí; eso me dio la libertad que necesitaba para crecer un poco más. Me paraba en las mañanas frente al espejo y me decía: “Yo no tengo idea de quién eres o que harás hoy, pero voy a estar aquí para la aventura”. Saber conscientemente que no sabía nada fue muy relevante, porque desde ese lugar es que el universo podría seguir hablándome, pues en definitiva si estoy llena de todo lo que creo que sé, entonces el universo no me puede hablar.

 

¿Hoy que eres maestra puedes sostener esa mirada de aprendiz? ¿Cuál es su valor?

Sí, para mí estar en la mente de un aprendiz te abre a ser un recipiente para la sabiduría del universo, se relaciona con el poder de la energía femenina –que es necesario y está ahí para hombres y mujeres- pues te abres como una flor y te conviertes en un recipiente. Si le dices al universo: No sé nada, por favor enséñame, muéstrame, despiértame, entonces el universo acogerá tu llamado y te enseñará. En otro momento necesitarás la energía masculina de situarte en el lugar del sabio para compartir esa información; el balance de esas dos energías, esos dos poderes es crítico, porque en nuestra sociedad el poder masculino es el preferido, tienes que verte bien, ser el jefe, estar a cargo y si bien hay mucho valor en eso, la energía femenina de decir “yo no sé nada y estoy disponible a esa sabiduría mayor como un recipiente” también es poderosa, desde ahí es que podemos tocar el alma de las personas.

 

¿Cómo describirías lo que es un chamán y cuál es su esencia?

Sabes, el chamán es un amante de la vida completa y no ve a las personas separadas de la naturaleza, y dado que estamos conectados en todos esos ritmos y corrientes, podemos llamar a esas energías para sanar. Un chamán es el conductor de esa energía de amor y luz, para recuperar el balance en donde las cosas han dejado de estar en equilibrio. Para un chamán todo es un maestro, todo y todos: Los insectos de mi jardín, las nubes, las personas, el fuego, el agua, el océano, la niebla, todo es un maestro. Todo habla un lenguaje divino, y el camino del chamán es recordar ese lenguaje.

 

¿Cuál es la diferencia entre servir en el mundo desde el lugar del llamado de tu alma, y el “servir” desde el lugar que te propone el estándar social?

Las dos son importantes, hay muchos que probablemente no reciben este llamado de ir a lo más profundo de sus almas, y si están siendo un servicio para el mundo entonces estoy muy agradecida de que lo están haciendo, eso cuenta. Pero para mí la diferencia se ha transformado en que cuando yo estaba al servicio pero estaba anclada desde un lugar inauténtico, estaba cansada, sentía que estaba dando demasiado y vivía preocupada por cuánto iba a recibir de vuelta de los otros, porque yo ya había dado tanto que pensaba ¿Cuándo volverá a mí?. Sentía que había un vacío. Ahora, estando al servicio desde el lugar de mi alma no me canso, porque estoy siendo alimentada por el universo. Yo sólo soy el recipiente y el universo me usa, así es que el universo es el que se las arregla para que yo tengo todo lo que necesito para hacer lo que debo hacer.

 

¿Cómo acompañas hoy a otros a atender el llamado de su alma?

Esa es mi mayor pasión, si yo puedo ser la persona que permita que otro pueda mirarse, yo quiero serlo. Si podemos tocar el alma de las personas, cuando tengan el poder de salir al mundo y tomen decisiones, van a cambiar sus familias, van a cambiar comunidades. Si logras tocar un líder y hacer que pueda estar presente en su cuerpo y tomar decisiones que son verdaderas en su alma, generas una onda que repercute a través de todo su entorno, eso afectaría millones de vidas. Yo siento que es muy importante que las personas den lo que vinieron a dar a este mundo, porque si no sucede todos nos perderemos de eso tan especial. No hay nadie más que pueda dar lo que tú viniste a dar aquí. Es así de importante, tu esencia es tan importante que si no la pones es como un si faltara un instrumento en una orquestra, si queremos sostener nuestras generaciones por años, tenemos que empezar a cantar juntos en una orquestra, donde todos estamos llamados a tocar nuestra parte.

 

En tu Blog indicas “Yo decidí ser obediente a mi alma peculiar”, ¿Por qué eliges llamarte llamarte “Naughty Shaman” (Chamana traviesa, desobediente)?

Yo me esforcé tanto en ser normal para poder ser amada, pensaba “Si soy normal y linda y amorosa entonces me amarán”, porque creía que el amor era algo que estaba afuera, que necesitaba perseguir. Durante mi entrenamiento y mi sanación me di cuenta que yo no necesito el permiso de nadie para amarme a mí misma. Y ahí es cuando empecé a dejarme ser libre, porque si no te puedes enamorar de ti mismo no puedes amar nada más. Y yo prefiero ser fiel a mí misma que a otros. El nacimiento del Naughty Shaman surge cuando me di cuenta de que puedo ser quien yo quiera ser, y lo que otras personas piensen de mí es irrelevante, porque mi relación con el espíritu y el universo es sólida y si yo me paro desde ahí, las personas que entren y salgan de mi vida serán las personas correctas. Pero si me pongo a bailar alrededor de lo que creo que otras personas quieren de mí, entonces pongo mi alma en riesgo. Cuando estás en tu centro no te puedes perder.

 

Si hacemos cosas para que otros nos amen  ¿Cuál podría ser el primer paso para amarnos a nosotros mismos?

Yo recomiendo que la gente tenga una práctica, puede ser yoga o meditación, algo que te permita practicar el perdón hacia ti mismo al instante que cometes un error, y poder decir “Ok, está bien”. Tienes que convertirte en tu mejor amigo y dejar de castigarte, dejar de hablarte con una dureza con que jamás le hablarías a tu mejor amigo. Al estar en una pose de yoga puedes estar en tu mente pensando sobre todo lo que dijiste anteriormente y arrepintiéndote de haberlo dicho, o puedes sentir tus músculos doler, sentir tu sudor, sentirte a ti mismo, ver que eres vulnerable y que tal vez no resistas esa pose por más tiempo; estás completamente presente en lo que está pasando ahora mismo. El yoga nos enseña presencia, y es bastante difícil involucrarte en una relación contigo o con alguien si no estás presente, así es que sea lo que necesites hacer para estar presente, ¡hazlo!

 

Reportaje escrito por: Natalia Franco

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