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¿Qué significa SER mujer hoy?

Escrito por Jossy Cárdenas, Senior Coach Ontológico. Gerenta General Asersentido Internacional. Visita su Linkedin

“No se nace mujer, se llega a serlo”

Simone de Beauvoir.

Desde hace muchos años el 8 de marzo es una fecha especial para mi, fecha en la que me planteo ¿Qué significa SER mujer hoy? Mis respuestas han ido variando con los años.

El origen de mi interés y devoción por esta fecha, nace en mi postura política: El feminismo

Desde joven me vi gratamente seducida por la historia de la reivindicación de los derechos de las mujeres.

Me inspiró la valentía de mujeres que se abrieron paso, tanto de manera civil como académica para que hoy, mujeres como tú y como yo; como tu madre, o tus hermanas podamos acceder a lo que antaño, tan solo eran privilegios.

Pasaron mas de 300 años entre la fundación de la primera universidad de latinoamérica en 1551 y el ingreso de la primera mujer a un aula universitaria en 1875, por ejemplo.*

De esa época a hoy, ha corrido mucha agua debajo del puente, las mujeres ahora tenemos el mayor acceso a la educación y a la formación profesional del que hayamos tenido jamás, vamos ganando cada vez más espacios, reconocimiento  y presencia en el dominio público y sin embargo, aún falta mucho. Y me suelo preguntar, si aquello que falta por conquistar, lo podremos hacer de la misma manera en la que conseguimos nuestros primeros derechos. 

Desde muy niña, me hacía preguntas respecto al sentido de la vida y qué lugar ocupaba yo en el mundo. Casi siempre acompañadas de un tremendo vacío interno, que nunca sabía bien cómo explicar. 

Fue ese vacío el que motivó mi interminable búsqueda de sentido. Los caminos me llevaron a la teoría feminista.

Frases como: No se nace mujer, se llega a serlo” de Simone de Beauvoir o “Lo personal es político” de Carol Hanisch, calaban profundo en mi alma. 

Involucrada con los feminismos, conocí a mujeres majestuosas, que admiro profundamente,  desarrollé lazos de hermandad y creo que fue la primera vez que me sentí en completa pertenencia a algo más grande que yo. Me empoderé, gané firmeza, desarrollé tanta valentía que incluso hoy sonrío orgullosa cuando me recuerdo en esos momentos. Y aún ahí, ese vacío interno, seguía creciendo. 

De pronto, parecía que por más lógica y argumentada que fuese mi posición, no siempre conectaba con los demás.

Había convertido todos mis dominios de vida, pensando que el enemigo era el otro. 

Me había convertido en una guerrera que avasallaba a quien no pensara como yo, y vaya que los dejaba callados, pero tal vez, también heridos. Y el vacío interno, seguía creciendo.

Gracias a ese vacío interno y, ahora a mi coraje feminista, seguí explorando otras tantas sabidurías hasta que comencé a encontrarme.

Parece de cuento, pero no fue hasta que paré de buscar afuera. Me animé a mirarme internamente gracias al coaching ontológico.

Pude comprender el origen de mi vacío. Estaba partida en dos, de la misma manera en la que me había acostumbrado a ver el mundo, en polaridad.

Reconocí que, en el ímpetu por ser fuerte, firme e independiente, había olvidado que también soy vulnerable, juguetona y relacional. No puedo ser solo un fragmento de todo lo que soy sin que haya vacío.

Parece que todos buscamos la completitud y cuando nos aferramos a una sola postura duele y podemos dejar de reconocernos en el otro.

Aprendí también de la cosmovisión andina, que todo lo que existe tiene su principio femenino y masculino, y que los seres humanos no escapamos a esta ley universal. En la India le llaman la vía de Shiva y la vía de Vishnu, mientras que en China el sendero del Ying y el sendero del Yang. 

Todos parecen apuntar a lo mismo: cada individuo es la integración de sus opuestos complementarios. 

Uniendo todas estas vertientes, la energía sagrada de la fuerza femenina, se representaría en el arquetipo de la vida, el eros, la creatividad, lo que fertiliza, la intuición y la magia. Mientras que la energía sagrada de la fuerza masculina, se representaría en el arquetipo del significado, el logos, la estructura, la concreción, la protección, la independencia y el orden. 

Los seres humanos necesitamos tanto de nuestro principio femenino, como del masculino para estar en equilibrio, no tiene que ver solo con ser hombres o mujeres, tiene que ver también con SER HUMANOS. 

Entonces, fragmentada, luchaba por las mujeres en el mundo, y sin querer había excluido el poder de lo femenino en mi. 

Parece que la conquista hoy, es también hacia adentro. La frase “Lo personal es político”, cobraba un sentido cada vez más profundo. “No se nace mujer, se llega a serlo”, claro, tremendo aprendizaje, y entonces ¿QUÉ SIGNIFICA SER MUJER HOY? 

Hoy creo que ser mujer es reconocer que somos tan diferentes y a la vez, tan semejantes a los hombres, que podemos converger en nuestra humanidad. Que al parecer, tanto hombres como mujeres, en este sistema patriarcal, hemos venido excluyendo nuestro femenino interno, que nos olvidamos de la tierra como nuestra madre, que consideramos a la naturaleza un recurso y no nuestra casa, que hemos sacrificado el eros por el logos, cuando necesitamos a ambos. 

Que este 8 de marzo, abra un espacio para la integración de nuestro femenino y nuestro masculino: tal vez, necesitas decirle sí a tu pasión, tanto como a tu saber; quizás necesitas fertilizar tus proyectos tanto como los proteges; tal vez necesites fundirte con otro u otra y no solo marcar estructuras. Tal vez, desde ese lugar interno, tengamos más chance para lograr equidad, para integrarnos como seres humanos y honrar nuestras diferencias.


*Se trata de la peruana María Trinidad Enríquez Ladrón de Guevara, quien luego de culminar sus estudios en jurisprudencia, no pudo recibirse como abogada porque en esa época estaba prohibido entregar un título profesional a las mujeres. 

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