La cultura desde el aprendizaje integral
Hay una frase que se le adjudica a Peter Drucker, el padre de la gestión moderna de negocios, que indica “la cultura se come a la estrategia en el desayuno”. Quiere decir que, por muy bien elaborada que esté la planificación de los objetivos de una empresa u organización, fallará en alcanzarlos si no está alineada de manera integral con su cultura organizacional, es decir, el conjunto de valores, creencias, procedimientos, sistemas y prácticas que guían a sus miembros. Entonces, adoptar una perspectiva integral sobre la cultura organizacional juega un rol transformador que facilita la concreción de los objetivos, promoviendo el bienestar y desarrollo de sus miembros. Sin embargo, muchas veces las creencias prevalecientes entre los líderes les impiden adoptar nuevas perspectivas y métodos. En este artículo profundizaremos sobre los beneficios de incorporar una mirada integral y centrada en los seres humanos a la hora de consolidar y transformar la cultura de una empresa.
Ver a la organización como un ser vivo
La perspectiva de la integralidad en la cultura se basa en reconocer y valorar todas las dimensiones que componen al ser humano y cómo estas se integran en el contexto organizacional. Como hemos señalado en otros artículos, este enfoque considera esencial la integración de las capacidades cognitivas, emocionales, físicas y energéticas de cada individuo. Por eso, una cultura organizacional integral ve a la organización como un ser vivo que también debe ser sujeto a una mirada integra que reconozca y nutra la corporalidad, las emociones, las creencias y rituales de quienes la conforman, lo que contribuye a un propósito unificado y energizado que la impulsa a su sostenibilidad y crecimiento.
Es hora de soltar las creencias limitantes
Sucede que, muchas veces, los líderes organizacionales se ven atrapados por creencias prevalecientes que, a menudo, los vuelven reacios a adoptar nuevas perspectivas y métodos. Se trata de creencias limitantes que pueden obstaculizar la transformación cultural necesaria para que una organización sea más adaptable y resiliente.
Una cultura organizacional rígida, adherida a perspectivas fijas o desactualizadas, puede llevar a la incapacidad de adaptarse rápidamente a los cambios del mercado o a las demandas sociales, con el riesgo de caer en la obsolescencia del modelo de negocio o esquema de servicio.
Las organizaciones que no se adaptan, fallan internamente.
Las consecuencias son sistémicas, pues además, pueden tener un impacto negativo en la sociedad al no abordar adecuadamente problemas ambientales, políticos o económicos tan relevantes en la economía e industria de estos tiempos. Por eso, es crucial considerar la transformación o evolución de la cultura de liderazgo dentro de una organización para permitir una adopción más amplia de prácticas que favorezcan un enfoque basado en la integralidad y la adaptabilidad.
Una mirada integral para el desarrollo estratégico y los resultados en el bienestar
La integralidad de las 4 inteligencias juega un rol transformador tanto en las personas como en las organizaciones. Para los líderes y equipos, es un marco de aprendizaje y transformación que fomenta una mayor autoconciencia de sus múltiples inteligencias y capacidades, los cual es fundamental para su desarrollo personal y profesional. Para las organizaciones, promueve un enfoque más holístico y conectado, que abarca tanto los objetivos y la estrategia empresarial como el bienestar y desarrollo de sus miembros, tanto en lo jerárquico como en lo relacional. Aporta una mirada fresca la desafío adaptativo de las organizaciones.
Este enfoque integral también enfatiza la importancia de las dinámicas en las relacionales, las conversaciones y el ejercicio de liderazgos, influyendo en cómo los individuos interactúan, se coordinan y cumplen sus roles dentro de la estructura organizacional.
Las personas en el centro de la organización
Adoptar un enfoque integral en la cultura organizacional trae múltiples beneficios, como una mayor cohesión y sinergia entre el propósito, los objetivos, la estrategia y la ejecución en la organización, lo que facilita una transformación o evolución cultural más rápida y efectiva.
Poner a las personas en el centro de la organización las empodera para tomar acción ágil y efectiva, lo que mejora el compromiso y la satisfacción de los empleados, e impacta en la eficacia organizacional en general.
Así, una cultura que se desarrolla integralmente permite a la organización enfrentar los desafíos contemporáneos de manera más efectiva, innovando y creando valor de manera sostenible.
Impulsar un cambio integral y sostenido
Desde Asersentido co-creamos junto a las empresas y organizaciones, culturas con un sello de liderazgo a la medida de sus desafíos. Las acompañamos a generar un alineamiento de sus valores, objetivos, rituales y hábitos con su propósito, misión y visión; ubicando a los seres humanos que las componen en el centro.
Acompañamos a los miembros de las organizaciones, empezando por quienes ejercen el liderazgo, a instalar valores y capacidades desde un desarrollo integral. Abordamos este desafío adaptativo, integrando las cuatro inteligencias, ya que desde este aprendizaje integral los hábitos o conductas son sostenidos en el tiempo.
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